sábado, 28 de noviembre de 2015

En medio de una novela, John Cheever, en un campo de golf abandonado, de noche, con la alta luna clara, hace dialogar a un padre y un hijo, en ese orden:
"Yo dije que cualquier cosa que quisiera hacer tenía que aprenderla, tenía que prepararse. Le dije que incluso si quería ser poeta necesitaba preparación. Y entonces le dije algo que nunca le había dicho antes. Le dije:
-Tony, te quiero.
-La única razón por la cual me quieres-dijo él- , o crees que me quieres, es porque puedes darme cosas".