COSITAS
COSA UNO. Me habían invitado a leer o contar algo, esta
mañana, en conmemoración de la Tierra y de proteger el monte autóctono de mi
ciudad. Antes de salir, Facebook me recuerda una publicación de hace, exacto,
un año: un texto en el que cuento que iba cruzando la vereda y un niño de
guardapolvo, a la salida de la escuela, llegó corriendo a un árbol y, tocándolo,
y en escape de sus compañeros, decía “todos los árboles son casas”.
COSA DOS. Entre las cosas que hoy llevé para leer había
poemas de Gelman, Iris Rivera y Mariela Laudecina. Algo de Conti. Mío llevé uno
solo, y casi para no leerlo. De lo que leí, la gente se entusiasmó más con el
poema mío. Claro, es un poema con árboles. Uno que dice que, mientras haya
árboles, uno no puede olvidar ciertas mujeres. Extraño vínculo
árbol/memoria/gentequeunoamó.
COSA UNODÓS. Facebook es un nuevo modo de la memoria
(¿alguien llegará a tomar decisiones que no hubiera tomado de no haber visto
ese recuerdo de Facebook? De ser así ¿esta cosa virtual nos estaría proponiendo
nuevas líneas de sucesos a vivir?). Otros aplauden más mis palabras que yo
mismo ¿es una señal de qué: hablar más para otros, desoír los aplausos y hablar
sólo lo que a mí me gusta de mis palabras, esperar a que Facebook me recuerde
esto el año que viene y liberarme así de esforzarme en fabricar una memoria que
considere valiosa?
No hay comentarios:
Publicar un comentario