sábado, 18 de marzo de 2017



APARICIÓN DE JESÚS EN LA COSTANERA

Dicen que Mago Maurus gustaba de narrar la aparición de Jesús en la Costanera de Villa María. Intenté imitarlo en el espectáculo que hicimos con Ro Heredia y Manuela Rodriguez, y este es un fragmento captado por Bru Nella.



miércoles, 8 de marzo de 2017



HABLAR SOLOS

En el tango Balada para un loco son locos los que inventaron el amor. Los que no repiten la vida que vienen viviendo, si no que se encuentran con otro y, juntos, crean algo nuevo, traen al mundo ese modo de amarse que hallan entre los dos. La cordura parece habitar exiliada del amor.

Los árabes cuentan la historia del poeta Cáis, enamorado de Leila. Él se ponía hielo en el pecho para apagar su corazón. Penaba por ella y la llamaba a gritos. Una vez ella se acerca y le dice ¡Yo soy la que buscas, yo la que deseas, yo soy tu amada, yo el paño de lágrimas de tus ojos, yo soy Leila!. Él le dice que se vaya porque el amor que le tiene le preocupa demasiado para andar ocupándose de ella.
Quizá, arriesgo, nuestro amor nos preocupe demasiado, y estemos muy concentrados en repetir lo que hemos venido diciendo y haciendo que es el amor. Quizá haya que escuchar a Leila, y besarla hasta inventar palabras nuevas para el amor. Porque la palabra y el lenguaje, que es lo que nos desorienta, lo que nos hace amar como amamos, es a la vez la oportunidad para volver a orientarnos. Y el lenguaje se hace con el otro. Quizá amen mejor quienes aprendan que hablar solos no es la única forma de hablar. Y si hablás solo también te dicen loco.



martes, 7 de marzo de 2017



“Per vendetta”, contestó Ferdinando Camon en 1985 en una entrevista publicada en un número especial del diario Libération de París, en la que cuatrocientos escritores respondían a la misma pregunta. “Porquoi écrivez-vous?”. “Scrivo por vendetta, non per giustizia, non per santità, non per gloria, ma per vendetta”. Así contestaba el escritor italiano nacido en Padua en 1935, cuyas obras fueron traducidas a ventiún idiomas. “Escribo por venganza. No por justicia, ni por santidad, ni por la gloria; sino por venganza. Todavía, dentro de mí siento esta venganza como justa, santa, gloriosa. Mi madre sabía escribir sólo su nombre y apellido. Mi padre, apenas un poco más. En el pueblo en que nací, los campesinos analfabetos firmaban con una cruz. Cuando recibían una carta del municipio, del ejército o de la policía (nadie más les escribía), se asustaban y acudían al cura para que se las explicara. Los vi pasar muchas veces, yo era un muchacho. Desde entonces sentí a la escritura como un poder. Y soñé siempre con pasar del otro lado, poseerme de la escritura, pero para usarla en favor de aquellos que no la conocían: para cumplirles sus venganzas”.

Ángela Pradelli, en La búsqueda del lenguaje.



domingo, 5 de marzo de 2017


EL AMOR DE MILLER ES UN PULPO DE PESCETTI

Una frase del psicoanalista Jacques Alain Miller se me hace muy cercana a un cuento "para niños" de Pescetti. 




PEQUEÑA HISTORIA CHINA DE EDUARDO BERTI

Hace un tiempo leí la novela "El país imaginado" de Eduardo Berti. Un refucilo del lenguaje. Una experiencia lingüística, estética, que me llenó de placer. Acá les narro un fragmento: 


 


EL JOVEN QUE CONFUNDIÓ A SU MUJER CON UNA FRUTA

La mano viene así: a Mustafá la escribió Discépolo y, a través del humor, nos cuenta una historia dolorosa. Dijo que reír es la más asombrosa conquista del hombre, pero si reír es comprender que se ríe sólo para aliviar el dolor. Mustafá se llama el personaje principal, turco, jefe de familia, papá de Sara. En la escena que viene, Mustafá y su consuegro italiano hablan en la casa del turco y en un momento se van y dejan a solas a Sara y su novio, el joven Peppino (que, casualmente, trabaja vendiendo frutas y verduras):

PEPPINO.- Que dos viejo inteligente; nos han dejado solo... Dame el postre, porque esto no es una boca, es un caqui japonés.
SARA.- (Coqueteando.) No... ¿Te acordaste de mí hoy?
PEPPINO.- ¡No me voy a acordar!... Se te tengo siempre delante de los ojos.
SARA.- Mentiroso.
PEPPINO.- ¡Por esa luz de tus ojo! ¿A que no sabés lo que me ha pasado esta mañana.
SARA.- Si no me lo decís...
PEPPINO.- Empujaba el carrito... El viejo iba adelante... Pensaba en vos... y empujaba el carrito. De pronto en un rincón de la carrindanga, se me apareció tu cara. Estaba mismo, mismo allí, al alcance de mi mano. Me miraba y se reía, como diciendo: “¿Que hacé, Peppino?... ¿No me ves?”... Fue un especie de sueño. Estiré la mano y te agarre de la pera... (Ejecuta.) así... Me encontré con un melón frío como mármol... ¡Lo tiré contra las berenjenas! ... (Ella ríe, satisfecha.) Me pasa cada momento chascos como ese.
SARA.- ¿Sí?

PEPPINO.- Por la luz de tus ojos. ¿No querés creer que te veo en todas las frutas y en todas las verduras?




LA LENGUA PUEDE

Recién leí Mustafá de Discépolo. Todo ocurre en un conventillo de la época en que convivían inmigrantes de muchos países y muchas lenguas. En un momento, el turco Mustafá, que camina todo el día vendiendo baratijas para ganar monedas, se asombra de la suma fabulosa de nueve pesos que su consuegro italiano, Gaetano,  ha ganado en un solo día, y le dice: Si yo habla jintino tan bien como usted, tira tudu a vente e garraba ganasta. Si yo hablara argentino tan bien como usted. El nivel de vida ligado al nivel de lengua. Como si la miseria fuera, ante todo, una miseria de la lengua. Como si el poder estuviera ligado al hecho de tener labia, de saber hablar, de una riqueza de lenguaje. Es asombroso, así, que nuestro presidente tenga un uso tan breve del lenguaje y nos presida. Pero no es una contradicción. Sigo pensando que en la lengua que se impone (la lengua del poder) subyace el poder, y el modo de actuar de ese poder. Si nos gobierna un lenguaje liviano, breve, tartamudo, empresarial, numérico, se puede deducir que querrán que pensemos la vida y el arte y el sexo y el amor y la educación y la política de un modo liviano, breve, tartamudo, empresarial, numérico.
También es una cualidad de la lengua el saber imponerse, abarcar, quitar de su campo los lenguajes que no la apoyan.