martes, 7 de marzo de 2017



“Per vendetta”, contestó Ferdinando Camon en 1985 en una entrevista publicada en un número especial del diario Libération de París, en la que cuatrocientos escritores respondían a la misma pregunta. “Porquoi écrivez-vous?”. “Scrivo por vendetta, non per giustizia, non per santità, non per gloria, ma per vendetta”. Así contestaba el escritor italiano nacido en Padua en 1935, cuyas obras fueron traducidas a ventiún idiomas. “Escribo por venganza. No por justicia, ni por santidad, ni por la gloria; sino por venganza. Todavía, dentro de mí siento esta venganza como justa, santa, gloriosa. Mi madre sabía escribir sólo su nombre y apellido. Mi padre, apenas un poco más. En el pueblo en que nací, los campesinos analfabetos firmaban con una cruz. Cuando recibían una carta del municipio, del ejército o de la policía (nadie más les escribía), se asustaban y acudían al cura para que se las explicara. Los vi pasar muchas veces, yo era un muchacho. Desde entonces sentí a la escritura como un poder. Y soñé siempre con pasar del otro lado, poseerme de la escritura, pero para usarla en favor de aquellos que no la conocían: para cumplirles sus venganzas”.

Ángela Pradelli, en La búsqueda del lenguaje.



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